Esta es una pregunta que nos habremos hecho como inversores en algún momento, o habremos leído en la literatura relacionada con este tema. Es una pregunta relevante ya que, según sea nuestra conclusión, impactará en la estrategia de inversión a seguir. No es lo mismo invertir con la idea de que el mercado es eficiente, que bajo el supuesto contrario.
Se suele decir que los mercados modernos son eficientes, pero ¿que significa esto? El significado de mercados eficientes es que reflejan toda la información disponible en un momento dado. Esto implica que todos los activos están en su precio correcto según la información disponible, y solo nueva información debería mover los precios. Se basa en las siguiente premisa: el mercado es un sistema altamente competitivo y líquido, donde todos los actores equilibran los posibles desequilibrios. Estos actores acaban determinando los precios llegando a una especie de consenso de lo que un determinado activo vale en ese momento, en función de la percepción del riesgo y las perspectivas futuras extraídas de la información disponible. Esto es lo que llama price discovery o descubrimiento de precios.
Si la información el único factor que afecta a los precios, los mercados deberían ser eficientes.
Los mercados son eficientes
Gran parte de la literatura defiende esta teoría, explicando que el mecanismo de descubrimiento de precios funciona de forma precisa reflejando la información disponible. Si lo pensamos, en cada transacción hay un comprador y un vendedor que se ponen de acuerdo en el precio de las acciones transmitidas. Ambas partes analizan la información de la que disponen y creen estar haciendo una transacción que les beneficia, aunque sea exactamente la opuesta. El vendedor cree que el dinero que recibe a cambio de las acciones tiene o tendrá más valor que las propias acciones, sin embargo el comprador tiene la opinión contraria. Millones de transacciones tienen lugar cada día, reflejando ese consenso entre vendedores y compradores independientes entre si sobre los precios.
Para que esta teoría funcione, se requieren ciertas características en el mercado. Es necesario que las transacciones sean rápidas, sencillas y con bajos costes para que los inversores puedan participar sin trabas. Y también es necesario que la información esté disponible de forma rápida y efectiva para todos los participantes. Bajo este modelo, el movimiento de precios se debe únicamente a nueva información disponible en el mercado. Por definición, la nueva información es aleatoria, no se puede predecir si en el instante siguiente aparecerán buenas o malas noticias. Por lo tanto se puede concluir que el movimiento de precios es de naturaleza completamente aleatoria. Esto implica que intentar predecir si una empresa subirá o bajará de precio es completamente imposible.
A lo anterior me gustaría añadir que defender la eficiencia del mercado no implica decir que las empresas tengan un precio intrínseco objetivo. Los cálculos de valor intrínseco están lejos de ser precisos, con lo cual es normal que el precio oscile dentro de una banda que se considere el valor objetivo para ese activo. Debería ser fácil argumentar si una empresa vale 5€ o 20€, pero es absurdo debatir si vale 7,60€ o 7,75€.
Si los mercados son eficientes, no existen ineficiencias que podamos aprovechar pues toda la información está incluida en el precio. No podremos predecir que activo es más interesante, ya que todos ellos se encuentran en el punto de equilibrio entre rentabilidad y riesgo. Si un activo es más rentable, es únicamente porque el riesgo es mayor.
Bajo esta teoría, no tiene sentido seguir una estrategia de selección de acciones ni fondos activos en los que un gestor trata de predecir el futuro. Y tampoco tiene ninguna lógica intentar obtener rentabilidad haciendo trading, comprando y vendiendo en intervalos breves de tiempo, puesto que los movimientos serán aleatorios. Solo cabe la estrategia de la diversificación, comprando todo el mercado a través de fondos indexados.
¿Pero son realmente eficientes los mercados?
Los mercados no son eficientes
La teoría es bonita, pero cuando llegamos a la práctica los mercados no parecen nada eficientes. Las acciones suelen subir o bajar en porcentajes de doble dígito en muy pocos días sin que haya aparecido información que parezca relevante. La idea de mercado eficiente no parece funcionar cuando una misma empresa, con la misma información disponible, vale un 20% más unas semanas después. ¿Como puede ser eficiente un mecanismo que pone precios de forma tan errática y con alta dispersión?
Graham en su libro «El Inversor Inteligente» describe al mercado como un maníaco-depresivo que pasa de la euforia al pánico en muy poco tiempo. Y es que el mercado no deja de tener un componente social y de comportamiento muy fuerte, los inversores son personas con sus avaricias, sus sesgos y sus miedos. Incluso la parte del mercado controlada por programas informáticos también sufre de ciertos sesgos introducidos por los programadores que definen los criterios bajo los que tomar decisiones. A fin de cuentas existen sectores favoritos y a evitar, y también empresas odiadas y de moda. Por lo tanto parece que no solo la información afecta a los precios, si no también el comportamiento de los participantes.
Otra cuestión importante es la del acceso a la información. Hemos dicho que un mercado eficiente necesita información disponible de forma rápida y efectiva. Y aunque es cierto que hoy en día existe mucha regulación al respecto y todos podemos acceder a multitud de noticias a través de internet, es innegable que sigue habiendo información privilegiada. No todos tenemos acceso a las mismas fuentes, y aunque lo tuviéramos probablemente no tengamos el tiempo para analizar cada nuevo dato a la misma velocidad.
También me parece relevante el hecho de que no todos los actores tienen un poder similar. Algunos participantes como fondos de inversión o grandes fortunas mueven cantidades de dinero que llegan a afectar a los precios por simple desequilibrio entre oferta y demanda. Estos actores tienen el poder de manipular el mercado, aprovechando información privilegiada y utilizando su músculo financiero para mover el precio de un lado a otro. La jugada se redondea generando noticias a través de los medios de comunicación para persuadir a otros inversores a comprar o vender en el peor momento.
Por último, no creo que el único motivo que lleva a un comprador y a un vendedor a realizar una transacción sea la percepción del valor de las acciones. En muchas ocasiones tenemos vendedores y compradores forzados, que realizan operaciones por otros motivos distintos al análisis del valor de un activo. Ejemplos de esto son, por ejemplo, las ventas masivas que se producen en un pánico de mercado cuando los requisitos de capital no se cumplen y se fuerza la liquidación de posiciones por parte de bancos y brokers, o las compras forzadas en fondos indexados cuando una empresa determinada entra en el índice al que replican.
Todo lo anterior invita a pensar que los mercados no siempre son tan eficientes como se suelen ver.
¿Entonces en que quedamos, son o no son eficientes?
La forma en que yo lo veo es que los mercados son eficientes e ineficientes a la vez. A largo plazo, cuando toda la información se ha distribuido y digerido, el mercado es muy eficiente. Es de esperar que una empresa que a los pocos años gana el doble de dinero, cotice al doble de precio, siempre y cuando todas las demás variables y expectativas se mantengan en un nivel similar. Al mismo tiempo, a corto plazo los mercados son ineficientes, dejándose llevar por el sentimiento, las últimas noticias y otras cuestiones técnicas.
Por esta razón, los inversores de largo plazo suelen recurrir al análisis fundamental en el que las métricas financieras de la empresa son la parte más relevante para determinar el comportamiento en los próximos años. Y por otro lado los traders de corto plazo utilizan el análisis técnico como herramienta para intentar predecir el sentimiento de la masa inversora así como las posibles manipulaciones de precio. No tiene mucho sentido fijarse en los fundamentales, que no suelen cambiar de una semana a la otra, para hacer operaciones que duren unas semanas como máximo, o andar estudiando gráficos para invertir a largo plazo.
Sin embargo, que existan ineficiencias que puedan ser aprovechadas por nosotros, y que realmente seamos capaces de aprovecharlas son dos cuestiones muy diferentes. El tiempo, la destreza y la energía necesarios para cazar oportunidades hace que esté fuera del alcance de muchos inversores particulares, a los que les irá mucho mejor asumiendo la teoría de la eficiencia del mercado e implementando estrategias indexadas. En el fondo, el mercado está cerca de ser eficiente, las ineficiencias duran poco tiempo y son difíciles de aprovechar.
Yo personalmente si sigo una estrategia de seleccionar acciones individuales. El motivo es que disfruto con el reto de analizar empresas por mi mismo e intentar identificar esas ineficiencias, y creo (espero) que con el tiempo pueda aprender a construir mi propia estrategia que me proporcione una rentabilidad aceptable. Confieso que a día de hoy todavía no ha sucedido, mis inversiones están bastante en negativo desde el comienzo de la crisis vírica.
Aún seleccionando mis propias acciones, tengo que ser consecuente con lo expuesto más arriba. El mercado es eficiente en términos generales y es muy difícil predecir donde irán los precios; las ineficiencias existen pero son complicadas de aprovechar. Por lo tanto intento que mi estrategia sea muy diversificada, juntando alrededor de 50 empresas en mi cartera. La diversificación amortigua la aleatoriedad del mercado y debería hacer que a largo plazo mi rentabilidad sea parecida a la del mercado, en definitiva me protege de mi propia ignorancia. La diversificación es un tema muy interesante que no quiero extender en este artículo, pero da para otra entrada a escribir en el futuro.
2 comentarios en «¿Son los mercados eficientes?»
Artículo muy interesante. Nuestra opinión sobre la eficiencia o no de los mercados afecta directamente a nuestra humildad al operar en ellos. Me parece interesante señalar también que según la escuela de Chicago, que es el contexto donde se origina la hipótesis del mercado eficiente, hay diferentes grados de eficiencia.
Personalmente me gusta recordar que uno de los factores que más afecta a los precios son las expectativas (no la información), y esto es mucho más volátil. Para ganar dinero hay que tener una opinión diferente a la mayoría, y tener razón, lo cual no es nada fácil.
Me ha gustado el artículo y estoy de acuerdo con mayor preponderancia en la ineficacia, si cabe.
Sólo un matiz:
«El vendedor cree que el dinero que recibe a cambio de las acciones tiene o tendrá más valor que las propias acciones, sin embargo el comprador tiene la opinión contraria.»
Esto además está condicionado por el histórico, el presente y el futuro de ambos actores, lo que hace que sea aún más condicionante para la ineficiencia.
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